- Bonito viaje el que emprenden los navegantes, ¿verdad abuelo?
- Puede ser, todo depende del lugar. Pero podría decirse que es apasionante.
- Contame de los tuyos. Fuiste capitán de navío en España, debes de tener historias fantásticas.
- Tonterías que te contó tu madre. Sólo teníamos una carcasa de madera con la que fantaseábamos a la orilla del mar.
- ¿Cómo a la orilla? ¿Nunca navegó esa carcasa? ¡No me querés contar! Vos sabés que el mar me da miedo; nunca jamás iré mar adentro, cuentes lo que cuentes. Únicamente soy marinero en la pileta del baño, sobre mi barco a pilas, ese que me regalaste para mi cumpleaños.
- Bueno, sí, claro que navegó mi carcasa pero, justamente, cuando yo no lo hubiera querido por nada del mundo.
La había hecho con mis propias manos. Me llevó siete días y sus noches la tarea, siempre acompañado del ronroneo de tu madre, que por ese entonces contaba con seis años. Tu abuela contaba los días que le separaban para conocer a su segundo hijo o hija. En esos tiempos, el sexo de un bebé todavía no nacido era un puro deseo. Tu mamá deseaba un Carlitos; decía que así podría divertirse más porque ya sabés que a ella siempre le gustaron sólo los juegos de varones.
- Pero mamá es hija única. Y la abuela murió al tenerla- interrumpió Ramiro- ¡Estás inventando todo! No me gusta esta historia. Quiero saber la verdad sobre tus viajes con la carcasa, o navío, porque así me lo contó mamá. No mientas más.
- No querido, no estoy mintiendo. Nunca haría algo así con estos temas.
- Entonces, ¿quién me mintió?
- Nadie mi amor. Por eso no quería hablar de esto. No me mires así; te contaré todo pero prométeme que no hablaremos del acontecimiento una segunda vez y que todo quedará entre nosotros.
- Te lo prometo abuelo. Dale, dale ¿qué pasó?
- Un día en que tu mamá y yo habíamos ido al mercado, tu abuela, con siete meses de embarazo, subió a la maldita carcasa y se la llevó mar adentro.
Al atardecer, ya inquietos por la desaparición, la vemos volver. Vacía.
Desde ese momento no la desaté jamás del palo mayor del muelle. Y mandé poner una red para impedir que surcara aguas profundas. Poco a poco nuestros juegos se limitaron a los desembarcos fantásticos: yo le hice creer a tu mamá que esos bucaneros sólo podían mantenerse visibles sobre la espuma, tenían el poder de esfumarse cuando pisaban la arena; por eso, todavía sostiene que su hermano y tu abuela están esperándola más allá del océano.
El murmullo de las olas al rozar las rocas sobre las que Ramiro escuchaba absorto, se apoderó del espacio.
El abuelo miró a su nieto: una lágrima caía sobre su rodilla. Su cabeza gacha y su mano estrujando la arena le apretaron el corazón. Le acarició el cabello y, acercando la boca al oído del niño terminó de inventarle el nuevo secreto: cuando salpiquen tu piel, como ahora, algunas gotitas, recuerda que Carlitos ha venido a jugar contigo; la abuela…la abuela es la aventura que buscan tus pies descalzos.
BILU
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
ADRIBILU
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE MONOCULO NOMBRE DE LA ROSA, ALBATROS GLADIATOR, ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER ,CHOCOLATE Y CREPUSCULO 1 Y2.
José
Ramón...
Muchisimas gracias por estas hermosas estrofas!!!
ResponderEliminarY por el tiempo que tomaste en leer mis creaciones; aunque sea una o dos...las que hayan sido realmente te lo agradezco
Ya visitaré tu blog muy pronto y dejaré algún recuerdo jeje
Saludos!
Adriana