Ojos lastimados por
las circunstancias,
por
las realidades
que abofetean
los párpados insolentes...
No se abren,
no quieren...
Ciegan los dolores,
cierran las heridas,
cobijan el alma...
Es lo que creen
Sin embargo, sólo
esconden la agonía
transformada en agua salada
que surca las mejillas...
Irritada la piel
de su contorno; dejan
de ver con el corazón
Observan a media luz
despojados de esa
sensualidad que invita
a reflejarse en las puertas
del alma...
esperando algún día
ser libre...
La piel respira libertad
y conjuga entendimiento
con sólo sentirla
Y deja de ser barrera
para convertirse
en
paso a nivel;
recorriendo vías en
desuso y recogiendo
experiencias...
Situación establecida
con un guiño a la
pericia espiritual de esos
dos espejos empañados
por la desilución
Bilu
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